Arte románico
- Introducción al románico.
- Arquitectura. Elementos formales y soluciones constructivas. La iglesia de peregrinación y el monasterio.
- Escultura y pintura.
1. Introducción al románico
El término “románico” fue inventado en el siglo XIX al entenderse que los edificios europeos de la Alta Edad Media se parecían a las construcciones de Roma. Se propuso que la arquitectura románica procedía de la arquitectura romana, al igual que las lenguas romances derivaban del latín. Según esta teoría, el arte y la lengua se habían formado fundiendo la tradición clásica con las aportaciones de los pueblos bárbaros. Esta teoría evolutiva se ha visto depurada en la actualidad. El Románico no es el resultado final de un progreso continuo de las artes desde la invasiones germánicas del siglo V; es un estilo autónomo que nace y se desarrolla desde finales del siglo X hasta principios del siglo XIII, coincidiendo con el renacimiento de la orden monástica benedictina, con el flujo de las peregrinaciones (a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela) y la épica de las Cruzadas. En su génesis intervinieron el ejemplo antiguo y la herencia bárbara, pero también se integran en su disciplina las influencias califales de Córdoba y las orientales de Bizancio. Tras la caída del imperio romano de occidente la sociedad europea en la Alta Edad Media estaba dominada por los temores y la inseguridad. Es en este contexto donde se explica el surgimiento del feudalismo como sistema de dominación del territorio y las poblaciones. Además, la iglesia ejercerá su supremacía en los terrenos religioso, moral y cultural. El arte románico será reflejo de ello.
En resumen, el románico fue el primer estilo artístico medieval internacional, es decir, con rasgos comunes en toda Europa. En su difusión desempeñó un papel destacado la orden benedictina, que adoptó este estilo en el monasterio de Cluny, en Francia, y desde allí lo difundió por los monasterios que fundó por Europa. También contribuyeron a la difusión del románico las cruzadas; las peregrinaciones a lugares santos para expresar la fe y redimir los pecados, y la existencia de cuadrillas o equipos de albañiles y escultores que se movían por las diversas regiones europeas. El románico fue un arte fundamentalmente religioso, en el que se construyeron numerosos edificios religiosos decorados con esculturas y pinturas. No obstante, también se levantaron edificios civiles, como los castillos, por encargo de la nobleza.
La arquitectura fue el arte rector del románico. Las características generales que la definen son: el uso de la piedra como material principal, los soportes de muros gruesos, columnas y pilares cruciformes; los arcos de medio punto y las cubiertas con bóveda de cañón y con bóveda de arista. Los edificios románicos son sólidos, pues tienen muros gruesos apuntalados en el exterior con contrafuertes, y las ventanas son escasas y estrechas, por lo que el interior es oscuro.
La iglesia es el edificio más destacado en el románico. Solía tener planta de cruz latina compuesta por una, tres o cinco naves separadas por arquerías; transepto o nave transversal, y cabecera formada por varios ábsides semicirculares. Las iglesias de peregrinación contaban también con girola y tribuna.
Entre las iglesias románicas más destacadas se encuentran las de San Martín de Frómista (Palencia), Sant Climent de Taüll (Lleida), y la Catedral de Santiago de Compostela, en España; el Baptisterio, Campanile y Catedral de Pisa, en Italia; y Vézelay en Francia.
2. Arquitectura. Elementos formales y soluciones constructivas. La iglesia de peregrinación y el monasterio.
Desde finales del siglo X hasta principios del XII se desarrolla en los diferentes reinos cristianos de Europa el arte románico. Es un estilo artístico que podemos calificar de internacional, ya que posee características comunes en los distintos territorios de Europa.
El arte románico está influenciado por el teocentrismo y la religiosidad que impregnan todos los aspectos de la vida durante esta etapa de la Edad Media. En ese sentido, la arquitectura románica es mayoritariamente religiosa, con predominio de iglesias rurales, catedrales y monasterios.
Elementos formales y soluciones constructivas
Las principales características de los templos románicos son las siguientes:
· El material de construcción más empleado es la piedra, con la que se levantan gruesos muros.
· Las iglesias adoptan la planta de cruz latina (planta basilical con transepto) con la nave central más ancha que las laterales y uno o más ábsides en la cabecera. La planta de cruz latina, cuyo antecedente lo encontramos en las iglesias paleocristianas, triunfa definitivamente debido a su simbolismo. Se elige esta por la similitud formal con la cruz en la que Cristo fue crucificado. Así, incluso la nomenclatura (que ha pervivido hasta hoy de los distintos espacios del templo hace referencia a las partes del cuerpo de la cruz. La cabecera de la iglesia corresponde a la cabeza de Cristo, los brazos al transepto, la fachada principal los pies, y el lugar donde se sitúa el altar sería el corazón. Además, las cabeceras se orientan hacia el este, lugar por donde sale el sol, puesto que en los Evangelios leemos que Cristo es la luz del mundo.
· El arco característico del arte románico es el arco de medio punto.
· La nave central se cubre con bóveda de cañón sustentada por arcos fajones, y las laterales con bóveda de arista (bóveda formada por la intersección de dos bóvedas de cañón), todo apoyado sobre muros y pilares.
· El pilar cruciforme o compuesto se convierte en el elemento sustentante que predomina en el interior.
· Ni los pilares ni los gruesos muros son suficientes para soportar el peso de las bóvedas, por lo que es necesario el uso de grandes contrafuertes en el exterior del edificio.
· Los ábsides se cubren con bóvedas de cuarto de esfera y el crucero (el espacio cuadrado resultante del cruce de la nave central con el transepto) queda resaltado en el exterior por un cimborrio (torre que se levanta sobre el crucero, y que suele tener planta poligonal).
· La iluminación interior es escasa debido a que la función sustentante de los muros impide realizar grandes ventanas. La oscuridad interior otorga a su vez simbolismo a los templos.
· El interior se decora con pinturas murales y relieves en la cabecera, capiteles, etc. Destacan las grandes portadas esculpidas.
Ejemplos de iglesias románicas
Italia
En Italia el románico estuvo muy influido por la antigüedad clásica y la cultura bizantina, y adoptó un estilo singular. Sus rasgos más significativos fueron el uso del ladrillo y el aprovechamiento de materiales nobles como el mármol, y la independencia física de los tres edificios catedralicios: catedral, baptisterio y campanario. Ejemplo de esta distribución no unitaria es el conjunto de la Catedral de Pisa. Esta fue construida en el siglo XI, y destaca por el blanco de sus mármoles y el conocido “Campanile” (la torre inclinada de Pisa).
Francia
Destacamos, además de las iglesias de peregrinación de San Sernín de Toulouse y Santa Fe de Conques, la iglesia de Magdalena de Vezelay, del siglo XII; lugar de peregrinación, con una nave central que presenta arcos con dovelas de distinto color, de posible influencia hispanomusulmana.
España
En España, aparte de la muy importante Catedral de Santiago, destacan las catedrales de Ourense, Lugo en Galicia, la iglesia de San Climent de Taüll, en Cataluña, y San Martín de Frómista (Palencia). Ésta última se construyó a finales del siglo XI. Su planta es basilical de tres naves con un transepto poco destacado y tres ábsides en al cabecera. Las naves se cubren con bóveda de cañón sobre arcos fajones. Su exterior resulta un conjunto armonioso de volúmenes: transepto resaltado en altura, ábsides escalonados, cimborrio octogonal, y dos torres circulares a los pies del templo, que proporcionan equilibrio. La iglesia de San Martín de Frómista ha sido considerada como uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura del Románico español.
La iglesia de peregrinación
Durante los siglos XI y XII empezó a extenderse la costumbre de peregrinar a los lugares en los que se conservaban reliquias de Jesucristo y de los santos. Lo más venerados eran el Santo Sepulcro de Cristo en Jerusalén, la tumba de San Pedro en Roma y la del Apóstol Santiago en Compostela. El peregrino viajaba durante meses, e incluso años, para llegar a su destino y seguía rutas definidas. Las que conducían a Santiago de Compostela desde distintos lugares de Europa se conocen con el nombre de Camino de Santiago.
La afluencia de peregrinos hace necesaria una tipología de iglesia que sea suficientemente grande para permitir la acogida en su interior de una multitud de personas, y que a la vez facilite el tránsito y la circulación de estas. El modelo que da respuesta a estas necesidades de la peregrinación es el de la planta de cruz latina con un número impar de naves. A esta se le añade una cripta subterránea situada bajo el altar, donde se exponen las reliquias, y una girola o deambulatorio (pasillo que rodea el ábside principal) para que los peregrinos puedan deambular fácilmente.
En la girola y en la parte continua del transepto se construyeron pequeñas capillas o absidiolos. La girola, en muchos casos, constituye una prolongación de las naves laterales que rodean también los brazos del transepto. Las iglesias de peregrinación suelen tener una cabecera muy desarrollada.
Sobre las naves laterales se sitúa una tribuna que aloja a los peregrinos y permite abrir ventanas al exterior. Tanto en los pies como en los extremos del crucero se abren grandes accesos o portadas profusamente decoradas con esculturas.
El mayor ejemplo en España de iglesia de peregrinación es la Catedral de Santiago. En su construcción trabajaron los maestros Bernardo el Viejo, Roberto, Esteban y Mateo. Se comenzó hacia 1075 y tardó más de un siglo en terminarse, siendo parcialmente remodelada en la época barroca.
La Catedral de Santiago tiene una planta de cruz latina con tres naves, prolongándose las laterales en los brazos del transepto, y con una espaciosa girola a la que también se le añaden absidiolos. La altísima nave central se cubre con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones, y las laterales con bóveda de arista. La separación entre las naves se realiza mediante arcos de medio punto, apoyados sobre pilares compuestos (cruciformes). Sobre las naves laterales se construyó la característica tribuna que encontramos en las iglesias de peregrinación. No tiene claristorio en la parte alta, pero recibe la luz por las ventanas exteriores de la tribuna.
La catedral tenía tres grandes portadas con espléndida decoración escultórica: la más monumental a los pies (la portada occidental, llamada el Pórtico de la Gloria), la portada de Platerías y la desaparecida portada de Azabachería.
La catedral de Compostela se construyó para acoger las reliquias del Apóstol Santiago, que se sitúan en la cripta. Este edificio era la meta final del Camino de Santiago, ruta de peregrinación de varios puntos de Europa. Por tanto, el edificio pertenece, como se ha indicado, a la tipología de la iglesia de peregrinación con la planta propia de este modelo. Podemos considerarla la obra cumbre del románico español, pues presenta plenamente las características de este estilo. Llama la atención por sus grandes dimensiones, 97 metros de largo (no hay que olvidar que era uno de los grandes centros religiosos de la cristiandad), y por su compleja cabecera. El exterior del templo fue muy reformado en la época barroca, proporcionándole el aspecto actual. Aún así, de época de la época románica destaca la Puerta de Platerías y el Pórtico de la Gloria.
El monasterio
A partir del siglo X se produjo una renovación de las órdenes monásticas. Estas órdenes se extendían por toda la Europa cristiana, por lo que fueron agentes indispensables en la unificación de los modelos constructivos y en la difusión del Románico.
Los monasterios románicos fueron importantes centros culturales, y muchos de ellos poseían bibliotecas y talleres donde se copiaban e ilustraban con miniatura libros antiguos. Sin la labor de estos monjes, gran parte de los escritos de los antiguos griegos y romanos y de los intelectuales de la Edad Media se habría perdido. Los monasterios también destacaban por su labor como centros económicos, ya que poseían tierras que explotaban para abastecer al monasterio.
Para construir los monasterios se elegían lugares apartados de las poblaciones, en plena naturaleza, para facilitar la meditación de los monjes, y en zonas con abastecimiento de agua. Eran recintos amurallados que funcionaban como auténticas ciudades autosuficientes, pues los monasterios contaban con terrenos para la agricultura y la ganadería y con todo aquello que necesitaban para la vida diaria de los monjes. Las partes del monasterio eran el claustro, iglesia, sala capitular, refectorio, dormitorio, escritorio, biblioteca, etc.
La abadía de Cluny (Francia), fundada en el año 910, sirvió de modelo para los monasterios que se construyeron posteriormente en Europa. Este monasterio pertenecía a la regla de San Benito, cuya fórmula básica era “ora et labora” (reza y trabaja). En España el monasterio románico más importante es el de Santo Domingo de Silos (Burgos), construido a finales del siglo XI, en el que destaca su claustro historiado (decorado) en los capiteles de sus columnas con secuencias de la vida de Cristo, así como con monstruos y animales fantásticos.